Alimentación complementaria: Mi experiencia

Antes que el cangurín cumpliese los 6 meses, y según las pautas del pediatra, empecé a darle cucharaditas de zumo de naranja. Cosa que la OMS y la AEP, y ahora yo, no consideramos necesario para nada, puesto que hasta los 6 meses la lactancia materna exclusiva es más que suficiente.

Más tarde empezamos con las papillas, de cereales, de fruta, de verdura, y finalmente incorporamos la carne y el pescado. Siempre todo en papilla. La verdad que el peque comía muy bien, le llamaba mucho la atención la cuchara y las nuevas texturas.

Siempre, o casi siempre, se terminaba su platito de papilla. Hasta que cumplió los 9 meses.



Yo empecé a darle trozos de pan duro, galletas, y algunos otros snacks que él podía comer muy agusto y a mordisquitos (también, a veces, le daba de probar las cosas que nosotros comíamos, como paella, spaguetti...) Pues bien, de repente un día dejó de comer, empezó probando alguna papilla pero cuando llevaba dos cucharadas, cerraba la boca, empezaba a estremecerse en su trona, chillaba y todo terminaba en una batalla campal donde madre e hijo terminábamos llenos de papilla hasta las orejas.

Después de una semana en la que el peque se alimentaba a base del pecho, algún zumito y trozos de pan con queso untado y galletas, y tras mi frustración y preocupación porque el cangurín empezó a perder peso, decidí acudir a urgencias. Además, días antes había observado que tenía la lengua algo blanquecina y amarillenta a la vez, y también le estaban saliendo algunos dientes, por lo que pensé que debía comentárselo al pediatra de urgencias, por si tenía algo que ver.

Allí no me solucionaron nada en absoluto. Me dijeron que podía ser por cólicos, por los dientes, o quien sabe qué. Así que me recetaron vitaminas, un anticólicos y un gel para untárselo en las encías. Vamos, un poco de todo.

Hice una foto a la lengua del nene porque me preocupaba que fuese algo relacionado con el estómago, o incluso el hígado. La foto fue valorada por algunos pediatras (amigos de mi hermana, que es ginecóloga) mediante whatsapp (ya que como ya sabéis, me encuentro fuera de España y cuando tengo dudas médicas, cuento con la ayuda de mi hermana, bendita sea!), y me dijeron que podía ser que el peque tuviese "muguet oral", o hongos. Me recetaron una crema y un probiótico que empecé a administrarle enseguida.

5 días después el niño seguía igual, no quería comer, y la lengua la tenía del mismo color, aunque fue mejorando con el paso de los días. Es por ello que decidí volver al médico, donde le hicieron pruebas, análisis de sangre y orina..., que finalmente sólo revelaron que tenía los leucocitos altos, lo que significa que el peque casi había pasado una infección pero que su sistema inmune había luchado contra ella, y quizás esto podría haber causado la inapetencia del cangurín.

El médico, sin duda, me habló de que los bebés hacia los 10 meses de vida, hacen una anorexia fisiológica, una especie de huelga a la comida que no tiene explicación segura, pero que podría deberse a que el ritmo  de crecimiento disminuye o cualquier otra razón. Pero vamos, nada demostrable. 

Así que me recetó vitaminas de nuevo y ácido fólico, y me dijo que esperaríamos unos días a ver si mejoraba antes de volver a verle.

Pero poco a poco el cangurín fue recuperando el apetito, aunque desde entonces no ha vuelto a probar una papilla, él solito decidió que era demasiado mayor para comer esas cosas, y desde que tiene 9 meses y medio come lo mismo que nosotros, lentejas, arroz, bocadillitos, carne, pescado, pasta, sopa... 

Ahora tiene 11 meses recién cumplidos y ha perfeccionado mucho su técnica al masticar y tragar.

Yo intento analizar que es lo que pasó : estuvo enfermo realmente? tuvo hongos en realidad? hizo la anorexia fisiológica de la que me habló el doctor? O simplemente decidió que no quería volver a probar una papilla nunca más?

Creo que nunca lo lograré saber, pues ya se sabe que el mundo de la crianza no es un camino de rosas.

Nos leemos pronto!!! Besos!